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Durante la primera mitad del siglo I a. C., la piratería supuso un grave peligro para la supervivencia de la República romana. Los continuos ataques de estos individuos hicieron peligrar la navegación por el Mediterráneo y el abastecimiento de trigo a la ciudad de Roma. A pesar de que desde la República se intentase acabar con esta actividad de pillaje, no se vieron resultados hasta que a principios de la década de los años 70, y gracias a la promulgación de la Lex Gabinia, Pompeyo liderase una campaña que abarcaría todo el Mediterráneo y el Mar Negro.
Hemos decidido estructurar las entradas en dos grandes bloques: el primero pretende mostrar la situación de Roma respecto a la piratería en las primeras décadas del siglo I a. C., la elección de Pompeyo, gracias a la Lex Gabinia, para acabar con esta actividad ilícita y la estrategia usada por el general romano para intentar exterminar la piratería en el Mediterráneo; y en segundo lugar, una sección que aborde la campaña militar llevada a cabo y los resultados obtenidos.
ROMA Y LA PIRATERÍA EN EL SIGLO I. A. C.
La piratería ha sido una actividad muy presente en el Mediterráneo desde época antigua. A principios del siglo I a. C. la piratería sufrió un importante auge, debido en gran parte a la decadencia de las potencias más orientales del Mediterráneo. El declive de Rodas, que durante mucho tiempo había controlado la piratería con su flota, supuso la apertura del Mediterráneo occidental para los piratas, extendiéndose a nuevas zonas como el Egeo, el Ilírico, e incluso las costas de Italia (Dickie, I., Dougherty, M. J., Jestice, P. J., Jörgensen, C., y Rice, R. S., 2000 : 34).
Roma en un principio se había mantenido neutral con respecto a estas actividades, pero el auge durante el siglo II de la piratería y su riesgo para los intereses comerciales del pueblo romano, provocaron que finalmente la República interviniese en contra de estos criminales, declarándolos sus enemigos aproximadamente en el año 100 a. C.
La política que se llevó a cabo desde la República fue la de asegurar las rutas comerciales mediante una serie de expediciones militares, que no tuvieron un gran efecto. Algunas de estas campañas fueron las llevadas a cabo por el pretor Marco Antonio en el 102 a. C., los ataques de Publio Servilio Isáurico contra los piratas cilicios en los años 78 y 76 a. C., o la empresa de Marco Antonio Crético en el 74 a. C (Novillo, 2011).

Los piratas cilicios se aventuraron a saquear grandes navíos en alta mar, como los de la imagen. Pintura mural de la casa de los Vettii en Pompeya. Fuente: National Geographic.
El riesgo que suponía la piratería para la República romana no sólo radicaba en que al impedir el paso de mercancías o materias primas por las rutas de navegación se produjese un desabastecimiento de las ciudades y de Roma, sino que también suponía un riesgo para la propia movilidad de las personas, pues el secuestro de personas, con el fin de pedir un rescate, era una práctica muy frecuente. Por ello, la piratería suponía un peligro para los ciudadanos romanos, especialmente los de alta alcurnia, que veían con miedo la necesidad de viajar por mar.
Según avanzamos y nos acercamos a la década de los años 80 del siglo I a. C., la situación de Roma frente a la piratería empeoró bastante, pues estas naves atacaban los barcos de transporte de trigo que partían de Sicilia, África y Córcega; tanto es así que a finales de esta década la ciudad de Roma sufrió una gran carestía de grano y, por consiguiente, hambruna. Por otro lado, la osadía de los piratas creció comenzando a secuestrar personajes de cierta importancia política como el cuestor L. Licinio Lúculo, Clodio, o el más famoso, Julio César En el año 68 a. C. llegaron incluso a raptar a dos pretores, Sextilio y Belino, y sus lictores en suelo itálico.

Julio Cesar y los piratas Cilícieos. Fuente.
El ataque pirata a la flota romana en Ostia y los saqueos de varias ciudades, como Caieta o Misenum (Amela, 2006 : 30), junto a los secuestros de ciudadanos romanos y la interrupción del comercio y comunicaciones navales en el Mediterráneo, provocarían que Roma tomara cartas en el asunto y que en el año 68 a. C., se decidiese llevar a cabo una campaña militar contra los piratas.
LA LEX GABINIA Y EL NOMBRAMIENTO DE POMPEYO
En el año 68 a. C. la situación de Roma respecto a la piratería se encontraba en un punto crítico, lo que provocó que cambiase su método de actuación ante esta actividad, como apunta Álvarez Osorio, dejando a un lado las campañas específicas y puntuales contra ciertas bases de los piratas, y centrándose en elaborar una campaña militar a gran escala (Fernández, 2015 : 430).
La necesidad de garantizar no sólo el suministro de grano a la ciudad de Roma, sino también la seguridad de los transportes a lo largo y ancho del Mediterráneo, fueron las principales motivaciones que originaron ese cambio de política en la República Romana.
El gran promotor de esta idea fue Aulo Gabinio, íntimo partidario de Pompeyo, al que se eligió como tribuno de la plebe en el año 68 a. C. junto con C. Cornelio (Amela, 2006 : 9). Gabinio presentó ante la Asamblea de Roma la Lex de uno imperatore contra praedones constituendo, un primer proyecto por el que pretendía impulsar la idea de establecer una campaña a gran escala contra la piratería. El objetivo de este proyecto no era otro que lograr que el pueblo eligiese entre los consulares un general, encargado de solucionar el problema de la piratería en todo el Mediterráneo y el Mar Negro, así como la costa hasta una distancia aproximada de 75 kilómetros. Éste cargo tendría una duración de tres años, y al general elegido se le daría la potestad para nombrar quince legados, y su autoridad sería igual a la de los gobernadores provinciales en esos territorios. Además de todo esto, Gabinio pretendía que el general pudiese disponer del dinero público y de los fondos publicanos de las provincias que considerase necesario, para poder formar una gran flota y un gran ejército (Fernández, 2015 : 432 – 433; Amela, 2006 : 10).

Pompeyo el Grande. Busto en mármol de la Ny Carlsberg Glyptotek, de Copenhague, Dinamarca. Fuente: Wikipedia
La razón por las que Gabinio dirigió en primer lugar este proyecto a la Asamblea y no al Senado, radicó en que el tribuno sabía que tendría un gran apoyo, tanto por parte del pueblo, como de los negotiatores y del estamento ecuestre. En contraposición, encontraría una mayor resistencia a ésta propuesta entre los senadores, especialmente entre el grupo más numeroso, compuesto por los enemigos de Pompeyo. Aunque la ley no especificaba quien debía dirigir dicha campaña militar, era obvio que Pompeyo sería elegido por aclamación popular (Fernández, 2015 : 433).
La cámara del Senado no tuvo otra opción que discutir la propuesta de Gabinio, y aunque la oposición fue mayoritaria, como ya se esperaba, Cicerón guardó silencio, y Julio César sorprendió al apoyar la moción, pues veía a la “monarquía” como la salvadora del pueblo romano. No obstante, y a pesar de esta resistencia de los senadores, la Lex Gabinia de bello piratico fue votada y aprobada en la Asamblea tras una rogatio del tribuno en enero del año 67 a. C., otorgándole unos mayores poderes que los que contemplaba el primer proyecto.

Reproducción de una sesión del Senado. Obra: Cicerón ataca a Catilina en el senado romano. Autor: Cesare Maccari
LOS PREPARATIVOS DE LA EXPEDICIÓN MILITAR
La recién aprobada Lex Gabinia ponía bajo el mando de Pompeyo una fuerza compuesta por 500 barcos, 120.000 soldados de infantería, entre 4.000 y 5.000 jinetes, veinticuatro legados y dos cuestores; contando con 6.000 talentos para su movilización. No obstante, Luis Amela Valverde postula que éste ejército, suficiente para cumplir con éxito la tarea encomendada, nunca llegó a existir más que sobre el papel, puesto que la celeridad con la que se llevó a cabo la campaña militar haría imposible su reclutamiento a tiempo (Amela, 2006 : 10).
La realidad de las fuerzas reunidas por Pompeyo fue muy diferente, reduciéndose su número a aproximadamente 270 embarcaciones, entre trirremes, quinquerremes y hemiolas, según los autores clásicos. La cualidad más importante de estas naves sería su velocidad, y habrían sido reclutadas gracias a los aliados de Roma (Rodas, Massalia, las ciudades de la costa fenicia, etc), tal y como contemplaba la Lex Gabinia (Fernández, 2015 : 446; Amela, 2006 : 12 – 13).

Naves romanas. Fuente: gladiatrixenlaarena.blogspot.com
Aunque la citada propuesta del tribuno Gabinio fuese presentada y aprobada a principios del año 67 a. C., Pompeyo había estado esperando la oportunidad de ocupar un nuevo cargo militar tras finalizar su consulado en el año 70 a. C, por lo que cuando Aulo Gabinio y C. Cornelio fueron elegidos tribunos en el 68 a. C., comenzó a reunir las fuerzas militares necesarias para esta empresa, seleccionando a sus hombres con anterioridad con el fin de estar preparado para cuando se le designase como comandante de las fuerzas contra la piratería, y realizando acuerdos para la rápida movilización de tropas y equipamiento de las naves. Así pues, durante el invierno del año 68 a. C., Pompeyo comenzó los preparativos de su expedición militar, aprovechándolo para desarrollar su estrategia y adquirir conocimientos sobre los piratas (número, tácticas, fortificaciones, etc).
El que la Lex Gabinia incluyera entre las tropas concedidas al general un contingente de entre 4.000 y 5.000 jinetes, era porque Pompeyo presintió la necesidad de contar con una fuerza móvil con la que poder atacar las bases piratas desde tierra, como apoyo a las acciones navales:
“el poder marítimo y terrestre debían ir de la mano, pues para controlar el mar era necesario dominar la tierra y en eso Roma llevaba la voz cantante” (Fernández, 2015 : 446).
El fruto de todo esto, según Casson, “fue una obra maestra de estrategia y funcionó como un mecanismo de relojería” (Amela, 2006 : 10), y marca una de las principales claves de su éxito.
Por otro lado, la estrategia ideada por Pompeyo fue de gran simpleza, aunque muy bien ejecutada, según Luis Amela Valverde. Su plan pretendía actuar en todo el ámbito del Mediterráneo, no sólo en una zona específica del Mare Nostrum, puesto que los piratas controlaban gran parte del mismo. A su vez, se buscaba acabar con la ventaja de los mismos, la cual radicaba en su gran movilidad y en el apoyo de otras flotas piratas. En resumen, Pompeyo pretendía mantener a los piratas divididos. Para ello, fraccionó el Mediterráneo y el Mar Negro en 13 zonas, las cuales se hallarían bajo el mando de sus legados (Amela, 2006 : 14; Fernández, 2015 : 446 – 447), como podemos ver en la siguiente tabla:
LOS LEGADOS Y SUS ÁREAS DE INFLUENCIA
LEGADO |
ÁREA |
|
1 |
T. Claudio Nerón |
Iberia |
2 |
A. Manlio Torcuato |
Columnas de Heracles |
3 |
Marco Pomponio |
Mares de Liguria |
4 |
Cn. Cornelio Léntulo Marcelino |
África |
5 |
Publio Atilio |
Cerdeña y Córcega |
6 |
L. Gelio Poblícola |
Italia |
7 |
Cn. Cornelio Léntulo Clodiano |
Italia |
8 |
A. Plotio Varo |
Sicilia |
9 |
M. Terencio Varrón |
Adriático |
10 |
L. Cornelio Sisena |
Peloponeso, Ática, Eubea, Tesalia, Macedonia y Beocia |
11 |
Lucio Lolio |
Islas Egeas / Helesponto |
12 |
M. Pupio Pisón |
Bitina, Tracia, Propóntide y Boca del Ponto |
13 |
C. Cecilio Metelo Nepote |
Licia, Panfilia, Chipre y Fenicia |
DIRECCIÓN |
Cn. Pompeyo Magno |
MEDITERRÁNEO |
Fuente: NOVILLO LÓPEZ, M. A. Pompeyo y la lucha contra la piratería Cilicia. Anatomía de la Historia [Blog] 31 de octubre de 2011 [Consulta 02-12-2016]. Disponible en: http://anatomiadelahistoria.com/2011/10/pompeyo-y-la-lucha-contra-la-pirateria-cilicia-2/
Cada uno de los legados estaría al frente de una flotilla de barcos y contaría con el apoyo de un contingente de infantería y caballería. Su cometido consistía en patrullar su zona, tanto por tierra como por mar, interceptando los navíos piratas y acabando con las bases o zonas de anclaje de los mismos. En caso de que se encontrasen con un barco pirata anclado en puerto, debían bloquear al mismo, a la espera de la llegada de los refuerzos terrestres. Si por algún casual, un barco escapaba de la zona de influencia de un legado, entraría en la de otro, por la que su situación sería la misma.
Según Philip de Souza, no existen referencias en los escrito de los autores clásicos sobre el número de barcos que dirigiría cada legado (De Souza, 2002 : 168). No obstante, Enrique Gonzalvez Cravioto postula que las flotillas bajo el mando de los legados estarían compuestas por un número de entre diez y quince naves para cada uno, de acuerdo a los datos que ofrece Plutarco sobre la marina de Pompeyo (Gonzalvez, 1988 : 769 – 778). En lo que si coinciden todos los historiadores es que Pompeyo estuvo al mando de una escuadra propia, compuesta por 60 barcos, los mejores de su flota y posiblemente compuestos por quinquerremes con tripulaciones bien adiestradas (Dickie, I., Dougherty, M. J., Jestice, P. J., Jörgensen, C., y Rice, R. S., 2000 : 40), y se encargaría de dirigir a los piratas hacia las áreas donde se concentraban las fuerzas de sus subordinados, como Varrón o Metelo (Ardene, 2012 : 182).
FUENTES:
– AMELA VALVERDE, L. La campaña de Pompeyo Magno contra los piratas en Hispania (67 a.C.). En: Hispania antiqua. 2006, n.º 30, pp. 7 – 20.
– ARDENE ORMEROD, H. Piratería en la antigüedad. Editorial Renacimiento, 2012.
– CARCOPINO, J. Julio César: el proceso clásico de la concentración del poder. Madrid: Ediciones RIALP, 2004.
– De Souza, P. Piracy in the Graeco-Roman World. New York: Cambridge Univ. Press, 2002.
– DICKIE, I., DOUGHERTY, M. J., JESTICE, P. J., JÖRGENSEN, C., y RICE, R. S. Técnicas Bélicas de la Guerra Naval. 1190 a. C. – Presente. Madrid: LIBSA, 2000.
– FERNÁNDEZ VIZCAÍNO, B. La piratería en la Roma republicana: la lex gabinia de piratis persequendis. En: RIDROM: Revista Internacional de Derecho Romano. 2015, nº14, pp. 404 – 461.
– MIGUENS NARVAIZ, S. Breve historia de los piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros. Madrid: Ediciones Nowtilus, 2010.
– NOVILLO LÓPEZ, M. A. Pompeyo y la lucha contra la piratería Cilicia. Anatomía de la Historia [Blog] 31 de octubre de 2011 [Consulta 02-12-2016]. Disponible en: http://anatomiadelahistoria.com/2011/10/pompeyo-y-la-lucha-contra-la-pirateria-cilicia-2/
– NOVILLO LÓPEZ, M. A. La Campaña de Pompeyo contra los piratas. National Geographic [Blog] 15 de agosto de 2014 [Consulta 02-12-2016]. Disponible en: http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/la-campana-de-pompeyo-contra-los-piratas_8351/4